Un pasado para no olvidar. Gracias al italiano Marenzi, se ha demostrado la existencia de Hagerwelle. La reconstrucción de los hechos en el libro "Hitler's Slave"
Hagerwelle no existe. Durante cincuenta años, Alemania negó la existencia de uno de los campos de concentración más sangrientos y atroces de la historia. Hoy es una zona fantasma, no se encuentra en los mapas geográficos ni hay documentos oficiales. Pero están los recuerdos de las pocas, muy pocas personas que sobrevivieron a ese infierno. Diez hombres, incluido un italiano: antonio marenzi. Su testimonio, combinado con una batalla legal que duró casi treinta años, hizo que la verdad saliera definitivamente a la luz.
Hambre, frio y mucho dolor
Antonio Marenzi, italiano, ahora veinteañero, vive en Cremona. Nunca borró su pasado.
El hambre, el frío, el dolor, los abusos sufridos durante ese encarcelamiento no se pueden olvidar. Tuvo que vivir con la muerte ante sus ojos todos los días, cada hora de su estadía en Hagerwelle, donde los deportados fueron abandonados a morir de frío, en el patio, atados.
El esclavo de Hitler, publicado por Santi Editori, es el libro que cuenta su historia, la del único italiano que ha regresado con vida de un horror tan grande, el único firmemente decidido a dejar un verdadero testimonio de la existencia de ese campo.
Hagerwelle en Polonia estuvo bajo el control de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Es un campo de exterminio sin judíos: todos los prisioneros de guerra son italianos, polacos, franceses. Ninguno tiene el número tatuado en el brazo. Pero las condiciones son igualmente espantosas.
Los episodios significativos del libro El esclavo de Hitler
El Sr. Marenzi es un italiano que sabe que sobrevivió milagrosamente a las atrocidades de Hagerwelle, pero también al bombardeo ruso que lo arrasó.
Los soldados alemanes secuestran a Marenzi cuando aún no tiene 18 años en Pula, Croacia, donde asiste a una escuela de marina. Le apasionan los grandes barcos. Es el 8 de septiembre de 1943, día de la entrada en vigor del armisticio firmado por el gobierno de Badoglio. Marenzi permanece en manos de los alemanes durante dos años pero no todos los pasan en Hagerwelle. Lo hacen trabajo en una fábrica de azúcar. En los últimos meses de su encarcelamiento fue enviado al campo de concentración.
Otro episodio significativo del volumen es aquel en el que se narra la amistad de Marenzi con tres franceses, que le salvan la vida enrollando sus pies helados con sus pasamontañas.
El 22 de febrero de 1945, un bombardeo ruso ataca todo Hagerwelle. Marenzi se encontró sumergido por los cadáveres de sus compañeros, en medio de sangre y barro, aún con vida. Hizo espacio entre los cuerpos sin vida de los otros cadáveres. Luego, el encuentro con los otros nueve supervivientes.
Un abrazo largo, lágrimas, separación. Cada uno se fue a casa.
El regreso a casa y la dura batalla legal
Marenzi llegó a Cremona a pie, con medios improvisados, en tren. Encontró una ciudad pobre, hambrienta pero aún intacta. Y mamá esperándolo en la ventana.
En 1980, Marenzi inició una batalla legal para ser reconocido como deportado de guerra. Pero Hagerwelle no se encuentra por ningún lado y el Ministerio del Interior y Finanzas denegó cualquiera de sus solicitudes.
Un pasado para no olvidar. Hoy Auschwitz es una advertencia de que nadie olvidará ni negará que Qué pasó.
http://www.giornodellamemoria.rai.it/dl/portali/site/page/Page-c6856639-0a37-4e43-8064-d5877b094bac.html
Deja un comentario (0)