La calabaza es un alimento que no sólo se presta a muchos usos en la cocina, sino que es rico en significados simbólicos. Prácticamente no se tira nada de la calabaza: desde la pulpa, pasando por las semillas, las flores y hasta la cáscara. Este último, vaciado y secado, se convierte en un material ligero e impermeable, con el que se elaboran platos, jarrones e instrumentos musicales como las maracas sudamericanas.
La calabaza es excelente para quienes quieren mantener o perder peso, favorece la digestión y aumenta la sensación de saciedad. Rica en vitaminas A y C, también es fuente de potasio y magnesio, esenciales para la salud cardiovascular. También contiene luteína y zeaxantina, que son beneficiosas para la salud ocular y tienen un impacto reducido sobre los niveles de azúcar en sangre.
Una explosión de vida
La planta de calabaza parece una explosión de vida, con largos brotes que producen enormes frutos de un característico color amarillo anaranjado. Esta maravilla de la naturaleza está ligada a muchas mitologías, asociadas al agua, la fertilidad y el nacimiento. Sin embargo, también tiene una ambivalencia simbólica: en el mundo occidental, su connotación suele ser negativa. Su forma nudosa y su tamaño han contribuido a darle una interpretación despectiva, hasta el punto de que desde la época romana se le asocia con la estupidez y la locura.
La calabaza: antigua luz del pasado
En la tradición italiana, la costumbre de tallar calabazas ya estaba muy extendida antes de la llegada de Halloween. Llamadas lumere en el norte de Italia, estas calabazas fueron talladas por niños, bajo la supervisión de adultos, para insertar velas que "iluminaran el camino a las almas" en la víspera de Todos los Difuntos. Colocadas en las ventanas y paredes de las casas, estas obras de arte improvisadas tenían un significado decorativo y espiritual. Esta tradición se mantuvo viva hasta la década de 50, antes de ser reemplazada por el impacto de la cultura estadounidense.
símbolo de halloween
Hoy en día, la calabaza se ha convertido en un símbolo indisoluble de Halloween, una festividad cuyos orígenes se entrelazan con ritos ancestrales. Ya en el año 500 a.C. se celebraba en Irlanda el “Samhain”, un evento que marcaba el final del verano, durante el cual se encendían hogueras para ahuyentar a los malos espíritus. Con la llegada del cristianismo estos ritos evolucionaron, manteniéndose la tradición de encender hogueras la noche anterior al día de Todos los Santos. Durante las migraciones irlandesas a Estados Unidos en el siglo XIX, la tradición de desenterrar hojas de nabo y patata para insertar luces se transformó, utilizando la calabaza, más fácil de trabajar, dando lugar a la icónica jack-o'-lantern.
El vínculo entre la calabaza y Halloween representa no sólo una tradición folclórica, sino también un patrimonio cultural que combina elementos de creencias antiguas y significados simbólicos, siendo hoy un símbolo de celebración y convivencia. Además, en la cocina, la versatilidad de la calabaza se presta a infinidad de platos: desde purés y sopas, pasando por postres como el famoso pastel de calabaza, hasta recetas más insólitas que la realzan por sus propiedades nutricionales y su sabor único. demostrando que, a pesar de su polémico pasado, la calabaza merece un lugar de honor en nuestra mesa.
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