Tierra de arte, gastronomía y calidez. Esta es la ciudad de Nápoles, una de las realidades sureñas más queridas y estigmatizadas que cuenta con más de cuatro mil años de historia.
Viajar para conocer la ciudad y sus habitantes
Los ricos patrimonio cultural celebra la ciudad como cuna del barroco mucho de que hablar Barroco napolitano. El movimiento artístico de los siglos XVI-XVII encontró un terreno particularmente fértil en Nápoles como lo demuestran numerosas iglesias y monumentos. La Basílica de San Paolo Maggiore y la capilla del Tesoro de San Gennaro, el santo patrón local, son un gran ejemplo de esto.
Arte barroco es como el espíritu napolitano: excéntrico, caprichoso, a veces incluso exagerado, pero nunca predecible. Además del Palacio Real, el Maschio Angioino, el Castel dell'Ovo y las infinitas bellezas arquitectónicas, Nápoles destaca por la importancia que le da a sus orígenes. El napolitano siente que sus orígenes corren por sus venas y está orgulloso de ello. Basta con detenerse en la calle para pedir una indicación simple y se encontrará escuchando los consejos de muchos Ciceroni listos para indicar los destinos más populares.
Es difícil no sorprenderse por la calidez que muestra un napolitano a un simple turista para invitarlo a conocer mejor su amada ciudad.
Nápoles y turismo
Nápoles no recibe al turista, lo envuelve. Y cuando lo hace, ciertamente no lo deja con la boca seca. Si vas a los típicos mercados locales de Nápoles, como el grande Mercado de Poggioreale, no puede dejar de degustar la pizza frita que se sirve en este momento con tomate y mozzarella, una auténtica delicia local. Para los amantes de Tradición culinaria italiana lo eterno vale pizza napolitana clásica, el auténtico. En algunos lugares, el Pizza napolitana con mozzarella de búfala y tomates cherry se coloca de forma segura sobre la mesa, tanto que sus competidores desaparecen con todo el menú. Mala comida que ha enriquecido no solo la tradición local sino nacional, es un verdadero icono del buen comer.
Pero más allá del Nápoles caprichoso y divertido hay uno Nápoles que se esconde con la cabeza gacha y serpentea por las calles subterráneas. Nápoles bajo tierra trae consigo piezas de historia que se remontan a la época romana y acompaña al turista en un viaje que combina encanto y misterio.
¿Y cómo olvidar al gran cómico napolitano por excelencia en el excursus para descubrir la ciudad? Toto? Sabiduría popular y comedia. Una mezcla alquímica que se ha convertido en el padre indiscutible del arroz en Italia y que todavía resuena en muchos momentos de la vida cotidiana.
Nápoles ella es hermosa para esto, porque en sus muchas ciudades conviven juntas como en una gran muñeca. Cada ciudad aparece como una faceta diferente de un prisma, cada una con su propio color y brillo. Solo le toca al viajero saber abrazarlo todo y luego disfrutarlo poco a poco, bocado tras bocado.