Que Nápoles - de acuerdo con Telégrafo "la ciudad mas bonita de italia” – siempre había sido un puerto de cultura así como la humanidad es conocida. La capital de Campania precedió a realidades importantes en algunos aspectos de la evolución social. El Teatro San Carlo, por ejemplo, es uno de esos signos de la vanguardia napolitana.
Teatro San Carlo, joya del Monarca Iluminado
El San Carlo de Nápoles precede a la imaginación. Fénix de Venecia y la imponente Scala de Milán con casi cincuenta años. Terminado en 1737, es un friso del poder real de Carlos III de España, un dignísimo exponente de la familia borbónica. Tendrás un período próspero con él. Se superarán las atrocidades de la Guerra de Sucesión de Polonia que le había llevado sólo unos años antes al trono de los Reinos de Nápoles y Sicilia, hasta 1734 sometidos al dominio austríaco.
Por su rara habilidad política para hacer florecer de nuevo a "sus" empresas, será recordado como el Monarca iluminado. Gracias a él, entre otras cosas, una racionalización de la legislación (fusionando un laberinto de normas que contaban al menos con 11 estratificaciones de otras tantas influencias), la reorganización del sistema judicial y una reforma fiscal.
Nápoles, orgullosa capital europea
Para hacer de la hermosa Nápoles una dama adornada con todos los hombres ricos símbolo de estatus Carlos III dará impulso a obras sublimes. Estos, aún hoy, siguen motivando la vanidad de Campania, tan hermosa como pocos otros territorios. Allá Palacio de Caserta, por ejemplo, que rivales el de Versailles pero tambien el hoteles de los pobres en Nápoles y Palermo. Fundamental, pues, el interés por los descubrimientos arqueológicos sacados a la luz por Weber en Pompeya y Herculano.
En los albores del siglo XIX, Stendhal escribió que no hay nada que pueda dar la más mínima idea de tal belleza. Hasta la fecha, el Teatro San Carlo sigue siendo uno de los teatros de ópera más antiguos aún activos y es, entre los demás, el más espacioso. Por lo que es el genio italiano y como se puede ver al visitar la majestuosa estructura, aún permanece elemento destacado en la escena cultural mundial. También en esto, Nápoles dará algo que aprender al resto de Europa, siendo su teatro de ópera un ejemplo para la construcción de muchos otros teatros europeos.
Tres siglos de actividad y no escucharlos
En el teatro todo es falso y nada es falso, ya sabes. Así, quizás más que algunas otras expresiones sociales, es el teatro para estar de la mano con la verdad de los grupos a los que se dirige y en los que existe.
Principalmente la estructura se reservó para aquellas representaciones serias (ópera seria) habiendo relegado la ópera cómica a lugares "más apropiados" (Teatro Mercadante, Teatro dei Fiorentini, Teatro San Bartolomeo).
Si en sus inicios ese escenario fue pisado únicamente por artistas de la escuela napolitana, exponentes de los conservatorios de Nápoles, ese mismo escenario no tardó en adquirir fama y prestigio como trampolín de algunos estrenos internacionales.
Durante la Revolución Napolitana de 1799 será, por el breve período en que será posible profesarlos, lugar de promoción de los ideales de igualdad, libertad y fraternidad.
El incendio de 1816 no bastará para apagar la grandeza del San Carlo: en poco más de un año volverá a ser tan magnífico como antes con una segunda inauguración que será una oportunidad para Stendhal de ensalzar su grandeza.
Asimismo, ni siquiera las dos guerras mundiales de finales del siglo XX y las consecuentes cicatrices han detenido esta máquina de maravillas: después de la segunda guerra mundial será la primero en reabrir en Italia. La evolución de las normas de seguridad y las necesarias modernizaciones dieron lugar a una serie de obras que continuaron hasta los años 80 y que respetaron las espíritu original del Real Teatro.