"¡Año nuevo, vida nueva!” es una frase que muchos pronunciamos o escuchamos a principios de enero, cuando las expectativas y los sueños para los próximos doce meses se mezclan con las ganas de superarnos. La llegada del nuevo año es de hecho el momento en el que muchos elaboran la famosa lista de buenos propósitos, aquellos objetivos que pretendemos alcanzar para mejorar diversos aspectos de nuestra vida.

Pero ¿cuáles son los propósitos más habituales y, sobre todo, hasta qué punto somos realmente capaces de cumplirlos?

Según algunos estudios estadounidenses, las buenas intenciones más comunes son diferentes: hay algunas categorías de buenas intenciones que surgen con mayor frecuencia. Estas son las principales áreas en las que la gente se centra a medida que llega el nuevo año:

  • 1. Cuida tu salud física – Ya sea empezar a realizar actividad física de forma regular, seguir una dieta más equilibrada o dejar de fumar, mejorar la salud física es una de las resoluciones más habituales.
  • 2. Cultivar mejores relaciones interpersonales. –Dedicar más tiempo a la familia, mejorar las relaciones con amigos o buscar nuevas conexiones significativas son a menudo objetivos principales para quienes aspiran a una mayor felicidad en las relaciones.
  • 3. Invertir en crecimiento personal – Desarrollar nuevas habilidades, aprender algo nuevo o dedicarse a un hobby suelen estar presentes en las listas de quienes quieren mejorar a nivel personal y profesional.
  • 4. Obtenga mejores resultados de estudio – Esta finalidad concierne principalmente a estudiantes y trabajadores que deseen mejorar su desempeño educativo o profesional, alcanzando nuevas metas educativas.

El camino al éxito

A pesar del entusiasmo inicial, el camino para mantener las buenas intenciones no es nada fácil. Un estudio realizado por Norcross y Vangarelli en 1989 monitoreó la manteniendo buenas intenciones con el tiempo, revelando un panorama bastante desalentador. Según los datos recogidos, una semana después de iniciar el año, el 77% de los participantes consiguieron cumplir sus objetivos. Sin embargo, después de un mes, la cifra cayó al 55%, al 43% después de tres meses, al 40% después de seis meses, y finalmente alcanzó un modesto 19% a finales de año.

Estas estadísticas nos muestran lo común que es perder de vista las buenas intenciones con el paso del tiempo. La falta de motivación, los compromisos diarios o las expectativas demasiado altas pueden convertirse en obstáculos insuperables.

¿Sin buenas intenciones? ¡Ningún problema!

Sin embargo, hay quienes no se dejan influenciar por el ritual de las buenas intenciones. Algunos prefieren afrontar el nuevo año sin marcarse objetivos concretos. De hecho, no hay nada anómalo en esta elección: según encuestas realizadas en Estados Unidos, sólo el 44% de las personas deciden hacer al menos un propósito de Año Nuevo. Esto demuestra que no todo el mundo es proclive a definir planes formales de cambio y esto no implica necesariamente un desinterés por la superación personal. Por eso, empezar el nuevo año con buenos propósitos es sin duda una forma de centrarnos en lo que queremos. migliorare en nuestra vida. Sin embargo, la dificultad de mantener estos objetivos nos recuerda que la El cambio requiere tiempo, compromiso y una buena dosis de flexibilidad. Entonces, no todo el mundo se siente cómodo con la presión de tener que establecer resoluciones formales. Tanto si eres de los que elaboran una lista larga como si prefieres dejar espacio a la improvisación, lo importante es recordar que cualquier momento es bueno para empezar a mejorar, no sólo el primero de enero. ¡Felicidades!

¡Felicidades! “Año nuevo, vida nueva”: el Año Nuevo de los buenos propósitos última edición: 2025-01-01T07:00:00+01:00 da Redacción

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