Para la morosidad de hipotecas y préstamos existe un término específico que sirve para definirlos: malos pagadores. Un nombre aterrador, no solo por su significado más directo, sino también porque esto se traduce en la inscripción en las listas de los sistemas de información crediticia. Una situación que complica las relaciones con bancos y entidades de crédito, pero que se puede gestionar y no dura eternamente.
- ¿Quién es un mal pagador?
El mal pagador, para los bancos y entidades financieras, es el que paga tarde o no paga. Este comportamiento hace que su nombre sea ingresado en una especie de lista negra, es decir, en los registros de los Sistemas de Información Crediticia (SIC). El registro tiene un doble objetivo: permitir que los bancos e institutos conozcan con exactitud el historial financiero de quienes enfrentan y solicitan un préstamo, pero también evitar que un ciudadano se endeude sin cesar.
- ¿Cuánto tiempo ha sido un mal pagador?
Todo ciudadano tiene la posibilidad de solicitar un relevamiento de su cargo dentro de la SIC, tal como lo garantiza el art. 7 de la ley 196/2003, ex 675/1996, con el fin de verificar el estado de los hechos. Además, tiene derecho a ser castigado una vez pagada la deuda y transcurrido un tiempo determinado. Dependiendo del tamaño de la deuda, los tiempos pueden variar de la siguiente manera:
- si los atrasos se refieren dos cuotas no pagues regularmente, pero luego subsanado, quedará un rastro del incumplimiento durante 12 meses, a partir de su regular liquidación;
- si los atrasos se refieren más de dos cuotas no pagues regularmente, pero luego subsanado, quedará un rastro del incumplimiento durante 24 meses, a partir de su regular liquidación;
- en el caso de que las cuotas nunca han sido pagadas regularmente, la inscripción en la lista de malos pagadores tendrá una duración de 36 meses, contados a partir de la última actualización disponible o de la extinción del contrato en el que exista mora.
Por tanto, el borrado de las listas es prácticamente automático, aunque es mejor asegurarse de que se ha producido una vez transcurridos los tiempos indicados. De lo contrario, debe solicitarse con una pregunta específica de la organización que se registró. La Ley 3 de 2012, también conocida como Ley del Ahorro Suicida, ayuda a los sobreendeudados y, sobre todo, regula el derecho a un nuevo comienzo. Esto implica ayudar a planificar una forma sostenible de servicio de la deuda, pero también la necesidad de borrar toda la información una vez que la situación se haya resuelto.
- La asignación de la quinta para los malos pagadores
Con la etiqueta de malos pagadores, la relación con los bancos y entidades de crédito se vuelve más complicada. En cualquier caso, se podrá seguir teniendo una cuenta corriente, pero esta última difícilmente tendrá una línea de crédito. Una vez registrado, es muy poco probable que se pueda acceder a hipotecas o préstamos. Una de las pocas oportunidades, para los que necesitan más liquidez, sigue ahí simulación de quinta tarea. También en este caso es necesario verificar algunas condiciones y evaluar si, además de la asignación de salario, es posible activar un préstamo por poder. Es una opción disponible tanto para empleados públicos como privados.
Con carácter general se concede una cantidad que corresponde como máximo a la quinta parte de lo percibido mensualmente, y la particularidad de la cesión de la quinta parte es que no es necesario que el empleador dé su visto bueno. Es una forma de financiación segura, que mantiene la cuota en origen, mientras que el importe del préstamo se desembolsa en una sola solución a la cuenta corriente del solicitante. La garantía de devolución de la deuda, que es aguas arriba, hace viable esta opción incluso en el caso de malos pagadores o protestantes.
- Las características de la cesión del quinto
Aunque estés registrado en la lista de malos pagadores, las características de la cesión salarial no varían. De hecho, tienes la posibilidad de tener a tu disposición:
- tipo fijo para todo el plazo de amortización
- un reembolso que puede variar de 24 a 120 meses
- posibilidad de solicitarlo incluso sin aval y con otros préstamos en curso.
No obstante, es obligatorio contratar un seguro específico que proteja el capital solicitado en préstamo, incluso en caso de pérdida del empleo.