En este final del domingo admiramos Buonconvento, el pueblo más bello de Italia en la provincia de Siena, Toscana.
Un destello floral y modernista en la fachada de una casa: un aire nuevo entre las formas medievales dominantes. El color de la terracota, el ladrillo y el de las Crete Senesi, las colinas arcillosas salpicadas de granjas e iglesias donde nace el diamante blanco de la trufa.
La severidad, la dulzura y la sonrisa que hay en los rostros de las Madonnas pintadas por los artistas sieneses en tablas y frescos conservados en el Museo de Arte Sacro.
Los productos de un campo fértil.
Los pasos de los peregrinos en la antigua Via Francigena.
El color de las arcillas en otoño. Un rincón íntimo del paisaje: una antigua granja, un ciprés, la curva de un camino blanco.
Todo esto es Buonconvento y su territorio.
