Una vez llamado Capilla de la Santísima Madonna delle Grazie, la Capilla Barolo (o Cappella delle Brunate) aparece como un espejismo entre los viñedos piamonteses. Estamos en Langhe, una tierra de verdor y filas, donde las cavas se abren al público y los vinos son extraordinarios. Es precisamente aquí donde, en 1999, Sol LeWitt y David Tremlett dio vida a una pequeña obra maestra del arte contemporáneo.
Cappella del Barolo, la historia
La historia de la Cappella del Barolo comienza de lejos. Construido en 1914 por campesinos que trabajaban en el campo circundante, sirvió para resguardarse de los elementos y fue utilizado como refugio temporal. Sin embargo, a pesar de su nombre y arquitectura, nunca fue consagrado. La familia se encargó de transformarlo en una galería de arte al aire libre, entre el verde de los viñedos y el azul del cielo. cereto. O mejor dicho, la familia Ceretto (productores de vino desde la década de 1970) lo compró en 1999. Y, en XNUMX, contrató a dos artistas para su restauración: el estadounidense Sol LeWitt se encargaba de los exteriores, el británico naturalizado David Tremlett repintaba los interiores . ¿El resultado? Un colorido entrelazado de colores, que le valió a la Capilla Barolo el sobrenombre de "La capilla más colorida de Italia".
"Una obra artística ligada al entorno en el que fue creada es un signo tangible y perdurable, constituye un regalo a un lugar que cambia y enriquece para siempre.”Lee el sitio web de la empresa Ceretto. La familia siempre ha encargado obras de arte llenas de belleza. Obras que realzan el territorio, aquellas Langhe de las que están tan orgullosos. Y que quieren transformarse en un destino de turismo curioso y consciente.
De la capilla a las sillas gigantes, el lado artístico de las Langhe
Abierto todos los días de 9.00 a 19.00, la Capilla Barolo es libre de entrar. Se encuentra en el viñedo Brunate di La Morra, en el corazón de Cuneo Langhe. Y se puede llegar directamente desde el pueblo de La Morra tomando el Camino Barolo desde la carretera provincial: se camina hasta llegar a los viñedos en dirección al pueblo de Fontanazza y lo admira en toda su colorida belleza. Sin embargo, la capilla no es el único lugar de la Langhe que merece una visita. Hay muchos otros rincones que el arte ha contaminado espléndidamente y el mérito es de Proyecto Comunitario Big Bench.
Los "bancos gigantes de las Langhe" nacieron de una idea del diseñador estadounidense Chris brazalete: fue él quien creó, con la ayuda de unos amigos, el primer banco gigante en Clavesana. Desde ese momento, la provincia de Cuneo ha visto aparecer decenas de estas extrañas esculturas que parecen estar colocadas por un gigante. Para verlos, puede comenzar su viaje desde Monforte d'Alba recogiendo el "pasaporte de los bancos" en la Oficina de Turismo. Y luego diviértete descubriendo los muchos y gigantescos bancos que salpican los alrededores.
Foto destacada tomada de la página de Facebook de la empresa Ceretto