Don Pino Puglisi, en territorio enemigo
Palermo, 15 de septiembre de 1993. Son las 22.42 horas. Un sacerdote se sube a su Uno blanco en via Brancaccio, justo enfrente de la iglesia de San Gaetano. En Palermo todavía está bien, a pesar de que el tiempo es de 21 grados. El sacerdote camina por Viale d'Aosta con la ventanilla bajada y ¿quién sabe en qué está pensando? Quizás esté pensando en sus hijos, los que asisten al Padrenuestro, un centro de acogida que él mismo fundó. O tal vez piense en las amenazas de muerte que sigue recibiendo, amenazas que se guardó para sí mismo. Sí, porque este sacerdote es diferente a los demás, es Don Pino Puglisi, un sacerdote que lucha contra la mafia allí mismo en Brancaccio, en el territorio de los hermanos Graviano. Desde la iglesia de San Gaetano, en ese momento, se tarda unos tres minutos en coche para llegar a casa, en piazzale Anita Garibaldi.
Don Pino, conocido como 3P, un sacerdote contra la mafia
En 1993 Don Pino Puglisi era párroco desde hacía muchos años. 29 años vivió en los barrios populares de Palermo, lugares peligrosos para quienes como él no agacharon la cabeza frente a la mafia. Cabe recordar que en mayo del año anterior Giovanni Falcone, el magistrado que investigaba la mafia y las negociaciones con el Estado, había sido asesinado junto a su esposa y escolta. Luego, en julio del mismo año, le tocó el turno a Paolo Borsellino, amigo y colega de Falcone. Son años difíciles para quienes han optado por luchar contra la mafia en Sicilia. Los corleoneses disparan y vuelan a cualquiera que se interponga en su camino. La gente tiene miedo y quizás hasta Don Puglisi tiene miedo, pero él no es de los que se rinden. Durante muchos años el P. Pugliesi ha estado luchando para salvar a los jóvenes de Palermo de la mafia, para darles un futuro que no esté hecho de violencia y crimen. Sus muchachos lo aman y en broma lo llaman "3P", Padre Pino Puglisi. Pero la mafia no está contenta con esto. ¿Cómo se permite un pequeño sacerdote de los suburbios robar la mano de obra para el tráfico de drogas y los robos? ¿Cómo se permite Don Puglisi obstruir el imperio de la Cosa Nostra?
Ahora son las 22.45:2001 pm Don Pino Puglisi sale de su Uno blanco y llega a la puerta principal. Una voz lo llama. Se da la vuelta. El sonrie. Sus últimas palabras son: "Lo esperaba". El disparo que mató a Don Puglisi partió de sus hombros y su asesino es Salvatore Grigoli. Junto a Grigoli esa noche también están Gaspare Spatuzza, Cosimo Lo Nigro, Luigi Giacalone y Nino Mangano que junto a los Graviano, reconocidos como los instigadores del asesinato, en XNUMX serán condenados en apelación a cadena perpetua.
Una sonrisa que vale más que cualquier otra cosa.
En 2013 Don Pino fue beatificado por la Iglesia como el primer mártir de la mafia. El 26 de agosto de 2015, el presidente de la República Sergio Mattarella otorgó al padre Puglisi la medalla de oro al valor civil, uno de los máximos honores de la República. La motivación dice: ”(…) Sacrificó su vida sin ceder a las presiones del crimen organizado. Un maravilloso ejemplo de extraordinaria dedicación al servicio de la Iglesia y la sociedad civil, llevado al punto del sacrificio extremo ". Pero quizás lo recordaremos por encima de toda esa última e indescifrable sonrisa suya.
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