El 2 de noviembre, en Italia se celebra el Día de Muertos, para recordar y honrar a los difuntos, una tradición muy arraigada en las costumbres locales. En este día, pero ya en los anteriores, vamos al cementerio a visitar a nuestros seres queridos, llevándoles flores, plantas y velas. En este artículo exploraremos las diferentes prácticas y tradiciones de conmemoración que se pueden encontrar en varias regiones del país.
Tradiciones regionales
In Lombardía, la víspera del 2 de noviembre se caracteriza por un gesto significativo: muchas familias colocan un jarrón con agua fresca en la cocina, símbolo de bienvenida a los difuntos. Por el contrario, en Friuli es costumbre dejar una luz encendida junto con un cubo de agua y un poco de pan, ofreciendo así una comida al difunto.
En Trentino, la tradición dice que las campanas suenan para llamar a las ánimas. Las familias preparan una mesa y encienden el hogar para recibir a sus seres queridos fallecidos. En Piamonte y Val d'Aosta también se siguen costumbres similares. En Liguria, para refrescar a los difuntos, se preparan "habas" secas (llamadas bacilos) y castañas hervidas (conocidas como balletti). En Umbría, un postre típico son los "stinchetti dei morti", dulces en forma de habas, mientras que en Abruzos se deja la mesa puesta y se encienden velas en la ventana para cada ser querido. Antiguamente también era tradicional tallar calabazas y utilizarlas como faroles.
Érase una vez, la noche del 1 de noviembre, los niños deambulaban de casa en casa, como ocurre durante Halloween, para recibir los "bienes de los muertos": habas, castañas e higos secos. Los abuelos, después de las oraciones, entretuvieron a los niños con historias y leyendas de miedo.
“Títeres de azúcar” y “huesos de muerto”
En Roma, el 2 de noviembre, la tradición dictaba comer junto a la tumba de un difunto para hacerle compañía. En Sicilia, en cambio, la fiesta está dedicada a los niños. Si se han portado bien, por la mañana encontrarán golosinas especiales, como "muñecos de azúcar", escondidos debajo de la cama. La tipicidad siciliana se extiende también a los scardellini, que tienen forma de huesos, y a la fruta martorana, postres artísticamente preparados con pasta de almendras.
Los escaparates de las pastelerías se convierten en auténticas obras de arte que llaman la atención de todos. En Cerdeña, los niños se aventuran en las casas a pedir ofrendas para los muertos, recibiendo pan, dulces y frutos secos. Las tradiciones también varían en el Véneto, donde se ofrece a los novios una bolsa con "huesos de muerto", un gesto afectuoso y simbólico.
Las costumbres de la fiesta de los muertos en Italia no sólo revelan una profunda conexión con la memoria de los difuntos, sino que también muestran cuán diversas y ricas son las tradiciones culinarias y culturales en todo el país. Cada región celebra de una manera única, manteniendo viva la memoria y la conexión con los seres queridos, demostrando que a pesar de la muerte, el amor y la memoria siguen vivos.
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