Il café es un ritual totalmente italiano al que la mayoría no puede renunciar. El expreso estrictamente en Taza de cerámica o como mucho el vidrio nos identifica y distingue. En Italia combina buenos y malos tiempos. El lo sabe bien Howard Schultz que se inspiró en este sano hábito de nuestro país para lograr Starbucks, la cadena de cafeterías más grande del mundo. Por la mañana, en las casas de los italianos se esparce el intenso y cálido aroma del café. De lo contrario, ¿cómo empiezas bien el día? Esta bebida de sabor fuerte e intenso, que nos ha llegado de otros continentes, se ha convertido ahora en una de las símbolos del espíritu italiano.
Starbucks y la filosofía italiana
Era la década de 80 cuando Schultz, un neoyorquino que viajaba a Milán, estaba fascinado por Bares italianos donde se consumía café en todo momento. Pero no es solo el negocio lo que lo atrae, sino el filosofía que acompaña este momento.
La forma de degustar la bebida, la intensa y confidencial relación que se establece entre barista y cliente. Al observar todo esto, Schultz piensa en volar a Seattle y proponer al pequeño tostador de café local, Starbucks, la idea de crear una cadena de cafetería. Hoy, después de casi 40 años, es una de las empresas más grandes del mundo con más de 300 empleados en todo el mundo y una facturación asombrosa. Schultz, nacido en una familia pobre, hizo una fortuna hoy y se encuentra entre los hombres más ricos del mundo. También debe su fortuna en parte a Italia.
El año pasado también nos visitó Starbucks: se han abierto varias tostadoras en Milán y ahora también en Turín. ¿La clave de este éxito? Habiendo comprendido que la hora del café en Italia es un verdadero ritual que une y fortalece las relaciones humanas. Una forma de crear comunidad. Starbucks reinterpreta la idea romántica de todo lo que acompaña a este ritual. La idea es proponer una experiencia complementaria a la que ya existe. Una prueba de valentía hasta ahora bien recompensada.
Te espero por un cafe
En Italia, después de todo, el café es la bebida que se consume a diario en grandes dosis. De norte a sur. Hasta el punto de que en Calabria también inventaron una bebida con su gusto, la famosa Brasileña que desde hace años sigue refrescando los paladares durante el calor del verano.
Con el tiempo hemos sido testigos de la varias declinaciones de nuestro tradicional espresso, de capuchino a latte, pasando por el manchado o espumoso con muchos dibujos en él. Y luego nuevamente, corregido con anís, frío, largo o estrecho. Sin olvidar la mítica avellana de Nápoles y la marroquí de Milán. Se han tomado importantes decisiones comerciales en torno a una taza, ríos de charla entre amigos, confesiones entre mujeres. También hay quienes han leído el futuro en fondos de las tazas. Incluso para conocerse, los invitamos a tomar un café. El descanso en el trabajo es fundamental incluso si hay que sacarlo de una máquina. No hay mañana que no comience con una taza humeante y croissant o almuerzo que no termine con un buen café. Un poco menos de cenas, dadas sus propiedades energizantes. En todos los hogares italianos, pero también en las oficinas, apenas llegas te preguntan: "¿Puedo traerte un café?". Hay que decirlo, relaja y relaja. Une.
Con café cantamos
Comenzó a extenderse en Italia alrededor de 1500 gracias a la floreciente comercio de Venecia con Oriente. Poco a poco las tiendas se extendieron por todo el territorio y, a principios del siglo XX, incluso el espresso. Es tan parte del espíritu italiano que lo encontramos en muchas canciones populares.
Roberto Murolo en una de sus piezas, tomada de Renzo Arbore y su orquesta italiana, describe a la Sra. Brígida como una taza de café: "bajo tenite 'o zzuccaro, y' ncoppa, sitio de amara"(Debajo tienes azúcar pero estás amargo en la superficie). ¿Quién nunca ha cantado a los famosos?Na 'tazzulella es café”Por Pino Daniele o en las notas de Fabrizio De Andrè “Ah, qué bellu ccafè” (Don Rafaè). "Espaguetis, pollo, ensalada y una taza de café", dijo. Fred Bongusto para terminar en el collado Zecchino d'Oro Café peppina. En el 69 toda Italia tarareaba con Ricardo del Turco "¿Qué pusiste en el café que bebí sobre ti?", En los 80 Fiorella Mannoia conduce a San Remo "Café negro caliente" y en 2003 Alex Britti le gustaría que “7000 cafés” se mantuviera despierto al volante. Y fuera de nuestro pais tambien Arroyo en el 700 compuso una cantata dedicada al café (Kaffeekantate) que gira en torno a la gran pasión del protagonista por la bebida de sabor fuerte e inconfundible. La de los italianos por el café es una larga y apasionante historia de amor. No sabemos cómo dejarlo. Ahora los dejo, tengo una taza humeante esperándome.