Encrucijada de pueblos y culturas, la Calabria esconde bellezas de inmenso valor. Uno de ellos es sin duda la pequeña fracción de Le Castella, ubicado dentro delÁrea Natural Marina Protegida de Capo Rizzuto, en la zona de Crotone. Como su nombre indica, la pequeña ciudad se caracteriza por la presencia de un castillo en el mar y su historia comienza desde muy, muy lejos.
El paso de Ulises
Los orígenes de Le Castella, como muchos otros pueblos de Calabria, son muy remotos. El área se encuentra en uno de los tres Japigi, o más bien los promontorios de Isola di Capo Rizzuto, Capo Cimiti y, precisamente, Le Castella. El nombre Japigio deriva de los pueblos que colonizaron esas costas, o los Japigi. No se sabe mucho sobre estos y sus orígenes todavía se debaten en la actualidad.
Posteriormente yo griegos la conquistaron, construyendo una primera fortaleza en la costa y en las otras pequeñas islas no muy lejanas que ahora están sumergidas. En uno de estos, según una leyenda, vivió Calipso, la ninfa que se enamoró de Ulises. Y es precisamente aquí donde la diosa mantuvo al héroe aqueo durante siete años completos en su viaje de regreso.
Volviendo a la historia real, toda la zona pasó a formar parte delimperio Romano. La pequeña fortaleza, sin embargo, acogida en la Segunda Guerra Púnica Annibale en las etapas finales del conflicto. Tras su derrota, por motivos estratégicos, los romanos desembarcaron a tres mil colonos y fundaron el pequeño pueblo de castra.
En los siglos siguientes, se sucedieron varias civilizaciones como la árabe y la bizantina. Con el Reino de Nápoles luego, Le Castella siguió el destino del reino hasta la unificación de Italia.
Le Castella: la fortaleza en el mar
La fortaleza de la pequeña península es ciertamente de gran interés. Construido durante el período griego, ha sufrido varios cambios a lo largo de los años. Debemos la apariencia de hoy a Aragón quien modificó la estructura transformándola en un verdadero castillo. A lo largo de los siglos, ha mostrado una gran resistencia tanto a los asedios como a las violentas marejadas ciclónicas. Precisamente por eso se propuso su demolición en el siglo XVII. ¿La razón? Evita que caiga en manos de Piratas otomanos que en esos años saqueó todo el Mediterráneo. Afortunadamente, las protestas locales evitaron su destrucción y hoy podemos admirarlo en todo su esplendor.