Artículo de Matteo Donelli
Snowboard en la sangre. Campeón de Italia. Una Copa de Italia que brilla en un escaparate repleto de prestigiosas medallas.
Un deportista de pura sangre y como tal dietas estrictas y ay del alcohol. Ay del vino.
Hoy William Colombo está al frente de una de las bodegas italianas más singulares y exclusivas: Bricco dei Roncotti.
Micro-realidad de 2.5 hectáreas pero con peculiaridades territoriales y productivas que despiertan interés internacional.
En la aldea de Vigalone de Canneto Pavese existe una especie de microsistema natural único. Colina muy empinada. Casi un "muro imponente" de viñedo. Una barrera natural, similar a las paredes de las costas de Normandía.
Solo hizo falta un campeón nacional de snowboard para "ver" en esas pistas que superan el 50%, la continuidad de la diversión deportiva con el mundo del vino.
Una pendiente que resulta en una exposición atmosférica única a nivel nacional. Potencial vitivinícola heroica en todos los aspectos.
"Amor a primera vista".
Ese muro de viñedo en desuso en mal estado hace que William y su padre Arnaldo se enamoren en un junio de 1997. Negociación económica rápida porque el vendedor solo soñaba con deshacerse de ese terreno improductivo que es difícil de manejar precisamente por esa maldita pendiente que dejaba "sin aliento" a los operadores aun después de algunos metros de recorrido.
Como ingeniero ambiental de una multinacional en Milán, el corazón comienza a latir cada vez más rápido por ese Bricco (se dice en Lombardía para pendientes muy pronunciadas). Los fines de semana ya no son suficientes para hacer la viña en familia. Su padre Arnaldo, jubilado durante algunos años y gran amante de la montaña (subió los 4000 metros en Italia y algunos picos del mundo) pasaba 15 horas diarias en el viñedo.
La familia, otro elemento fundamental. Porque solo los tres quieren pisar ese Bricco. Tímidos reservados y celosos de su criatura con la que trabajan con gran pasión. Como un hijo
William ha estado a tiempo completo en el negocio del vino durante algunos años. Tras la muerte de su padre en 2015, trabaja como enólogo a tiempo completo con su madre María Rosa. "Nos mantenemos en forma subiendo y bajando nuestra colina".
Todas las actividades de cultivo siguen tanto en el campo como en la bodega. Se adhieren obsesivamente a las regulaciones de producción integrada, contribuyendo significativamente a la conservación de la biodiversidad. La escasa disponibilidad de agua, el pasto permanente, la poda corta, el cuidadoso atado estival son características que se traducen en una mayor calidad de la uva y una mayor concentración de azúcar.
Son mis manos y nunca las de mi madre las que seleccionan los racimos directamente sobre la planta. Se cosecha solo en las horas frescas del día para tener un control óptimo de la temperatura sin la necesidad de equipos invasivos.
Para vinos blancos prensado inmediato, decantación y fermentación a temperatura ambiente, realización de batonnage durante todo el invierno sobre lías finas, refermentación final en botella.
Para vinos tintos maceraciones muy largas con remontados manuales y delicados remontados para extraer el máximo de la uva, posteriormente crianza sobre lías finas en barricas usadas con frecuentes batonnage.
La filosofía es tratar de mantener la máxima calidad posible de lo que ha producido el viñedo, sin intervenciones correctoras, pero siguiendo de cerca el avance de la vinificación gracias al reducido tamaño de los depósitos y barricas. La producción por cepa es muy baja, en general el rendimiento medio de la uva vinificada varía entre 40 y 80 q / ha.
Ocho etiquetas procedentes de las cepas aromáticas Malvasia di Candia, Italic y Rhenish Riesling, Croatia, Barbera, Ughetta di Canneto, Sangiovese, Cabernet Savigno, Nebbiolo.
Segunda fermentación en botella y para los tintos 12 meses de crianza en barrica.
La etiqueta de la botella con la luna estilizada es un homenaje al pasado, a la antigüedad donde los edificios no estaban equipados con iluminación eléctrica, el brillo de la luna llena alzándose detrás del cerro garantizaba el brillo para la cosecha.
El mejor vino tinto tranquilo de Oltrepò Pavese, o Buttafuoco, es el "Cuerno del Diablo". Desde el pleno cumplimiento de la disciplina DOC, con las uvas Croata, Barbera y Ughetta di Canneto, representa una síntesis de calidad y un fuerte vínculo con las tradiciones de producción que hacen de Cantina Bricco dei Roncotti un punto de referencia para la investigación enológica internacional vinculada al mantenimiento de la lo mejor que ha transmitido la tradición.
Vinos fuertes, como el esquí de William, con personalidades como las de Arnaldo y delicadas como las manos de María Rosa para recoger cada racimo.
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