Renacimiento: es a lo que todos debemos aspirar en cada momento de dificultad. Cuando nos enfrentamos a las dificultades de la vida, alguien se detiene en un presente e intemporal, imaginando que el aquí y el ahora es para siempre. Y necesariamente desesperación. Alguien más en cambio mira hacia atrás en el tiempo y entiende que cualquier dificultad tarde o temprano tiene un final y todos somos beneficiarios y víctimas del cambio eterno, tanto en las cosas buenas como en las malas. Y llega el renacimiento. Simplemente abra los ojos y observe la naturaleza. Lúgubre y lúgubre, mortal y espeluznante en los meses de invierno. Las ramas secas y el olor a muerte se ciernen sobre la madera, no se ven animales. Pero basta con pasar página y dejar que llegue la primavera y la vida vuelva a aparecer: capullos, hojas, flores fragantes. Promesa de verano.
Para los humanos no es diferente. Todos experimentamos tarde o temprano tiempos difíciles. También pueden ser largos, duros y muy dolorosos. Pero tarde o temprano llega nuestra primavera y volvemos a florecer. No será diferente para este período. Cerrados en casa con nosotros mismos, limitados a nuestros límites, nos sentimos pesados, tristes, fatigados, a veces deprimidos y desesperanzados. Si miramos el presente en cautiverio, el mundo se derrumba sobre nosotros. Pero basta con mirar hacia arriba y el horizonte del futuro se despliega ante nosotros. Con su primavera y su verano.
Para renacer primero debes morir. A veces solo queremos vivir, estar en un verano perpetuo, estar al sol todo el año. Pero la luz cobra valor para los ojos que han conocido la oscuridad. Por eso el universo tiene un ciclo perenne, que siempre y para siempre nos promete invierno y verano, otoño y primavera. “Si es de noche, será de día”, dicen en mi parte de Romagna. Dichos análogos de punto la bota. Desde la oscuridad de la noche más profunda no debemos desesperarnos sino recordar la luz que estaba allí. Y proyectarse de alegría en la aurora por venir. Porque todo es un eterno renacimiento.
# Italiano en el corazón