En alabanza de la debilidad. Sí, estas líneas pretenden ser un elogio de lo que más nos avergüenza: nuestra fragilidad. La pandemia todos los días nos muestra hasta qué punto nuestra creencia de que somos eternos e indestructibles es una ilusión tonta. Durante décadas nos han convencido de que somos invencibles, pagamos por cursos motivacionales que nos enseñan que "tú puedes hacerlo". Nos enseñan que debemos avergonzarnos de la lágrima que derramamos ante el dolor o la derrota.
Pero la realidad es que tarde o temprano "no lo lograrás". Y que tu mayor riqueza está en esa lágrima que derramarás.
Eso esta en elarte y en la literatura encontramos la solución adecuada al desánimo que puede surgir cuando las creencias se desmoronan. Hay un hermoso libro de Alessandro D'Avenia "El arte de ser frágil: cómo Leopardi puede salvar tu vida" que cuenta cuántas respuestas se pueden encontrar en las palabras del gran poeta de Recanati.
Pero también puede abrir la Odisea para encontrar una respuesta similar. Homer espera 5 cánticos antes de presentar a Ulises. ¿Y cómo presenta esta figura legendaria, este gran guerrero, este gran héroe regresado de la mitológica Guerra de Troya? Calipso lo encuentra en la orilla, “sus ojos nunca se secaron de lágrimas, su dulce vida se consumió en suspiros por su regreso”.
Lo hubiéramos esperado con una espada en la mano, con el pecho cubierto con la sangre de los enemigos. En cambio, el gran héroe llora y suspira por su dolor, por la falta de sus afectos.
Por otro lado, no será casualidad que uno de los eventos más interesantes que las artes visuales han inmortalizado sea el de David y Goliat. El pequeño hijo de Isaí, que apacentaba las ovejas. Pero quién logra matar al gigante filisteo Goliat solo con una honda y unas piedras lisas.
El David de Donatello, el David de Miguel Ángel, los de Caravaggio ...
Los artistas siempre han sabido que el secreto está en la fragilidad. Y por eso ellos también elogiaron la debilidad.
Foto destacada de Janko Ferlič de Unsplash