Anna Magnani Antidiva sin maquillaje, fue la intérprete absoluta del neorrealismo, encarnando el carácter de la plebeya explosiva y descarada, pero a la vez libre y generosa, capaz de llevar al escenario los valores genuinos de una Italia enrarecida en en blanco y negro.
Nacida en Roma bajo el signo de Piscis, Magnani tomó su gran pasión del corazón de Trastevere de la Ciudad Eterna. Criada por su abuela, pronto fue a un internado, luego se fue a perseguir a su madre a Alejandría en Egipto, pero la relación nunca despegó.
Anna Magnani comenzó muy temprano a cantar en cabarets y clubes nocturnos romanos y al mismo tiempo estudió en la Academia de Arte Dramático de Roma. Primero trabajó en la compañía teatral de Niccodemi y luego pasó a la revista. Pronto se convirtió en uno de los nombres más cotizados del teatro ligero italiano, pero con dificultad, no siendo una bomba sexual, gracias solo a su inconmensurable talento.
Trabajó con Vittorio De Sica, Aldo Fabrizi y con Totò, con quien protagonizó numerosas revistas de éxito.
Al Cine llegó tarde, los que la rodeaban no la valoraban y, en cambio, deberían haber visto de inmediato el gran talento que tenía. El mismo marido guapo y esquivo nunca la apoyó, ni siquiera en la crianza de su amado hijo Luca; seguía siendo una figura opaca y evanescente.
Finalmente,antidiva también explotó en Cine internacional con Campo de 'Fiori en 1943 y con la Última silla de ruedas.
La consagración, sin embargo, vino acompañada de su gran amor por Roberto Rossellini con la película neorrealista Roma ciudad abierta (1945).
En esta película, Magnani se revela como una extraordinaria actriz dramática en el papel de Pina, una plebeya romana asesinada por los alemanes cuando intentaba llegar a la camioneta donde se llevan a su compañero Francesco del que está esperando un hijo; un hito en el cine mundial.
En ese momento, el pequeño Luca, su hijo, cayó enfermo y fue el amor y la rapidez de ánimo de Rossellini lo que lo salvó al trasladarlo a Suiza, y ella lo amaba aún más.
Rossellini, sin embargo, la traicionó y ella en respuesta le arrojó un plato de espaguetis en la cabeza; sin embargo, nunca olvidó a su gran amor y lo desafió cuando fue a rodar la película Vulcan en la isla del mismo nombre. En cambio, aterrizó en Stromboli, una isla que enfrenta para filmar otra película, ¡tratando de vigilarla!
En 1951 llegó otro gran éxito con la memorable película Bellissima de Luchino Visconti, obra que le valió un merecido Silver Ribbon.
En esta película Anna Magnani es memorable, ecléctica, mordaz, logrando pasar de la tragedia a la risa en una fracción de segundo, robando por completo la atención de los espectadores.
1955 es el año en el que gana el Oscar por su interpretación en "La rosa tatuada" de Daniel Mann, con Burt Lancaster, basada en la novela de Tennessee Williams.
Amante de los animales ante litteram, y de la naturaleza cuando no estaba de moda, sobre todo del mar y un poco de velocidad, se diferenciaba de sus compañeros, porque no usaba tacones, usaba ojeras con facilidad, alguna ropa informal y se fue por ahí desaliñado y sonriente!
Los personajes realzados por su temperamento fogoso y apasionado, capaz también de una dulzura conmovedora e impredecible, la hicieron entrar indeleblemente en el corazón de personas que nunca la han olvidado.
Finalmente hospitalizada en una clínica de enfermedades cardíacas, Rossellini está a su lado, anciana y arrepentida de haberla traicionado, todavía enamorada durmiendo en una silla. Se encontraron y su presencia la calmó y la tranquilizó.
La última aparición fue en una película de Fellini, despidiéndose detrás de una puerta grande y poco después nos dejó de puntillas, creando un vacío que nada ni nadie ha logrado llenar.