Ambo, terna, quaterna, cinquina y ¡vamos al bingo! Quién no conoce el juego más tradicional y popular de Italia. No es solo un juego, sino un hábito indispensable para la mayoría de las familias a las que les gusta pasar sus vacaciones en casa. Fiestas navideñas.
El bingo
Según la tradición, el bingo nació en 1734 de una discusión entre los Rey Carlos de Borbón y el fraile dominico Gregorio María Rocco sobre el juego de lotería. El soberano quería controlar públicamente el juego para frenar la expansión del sorteo clandestino; mientras que el padre Rocco lo consideraba inmoral a nivel ético y religioso. Al final, como suele suceder, se llega a un compromiso: el juego de lotería está prohibido durante las vacaciones de Navidad y, en cambio, las familias pueden jugar en casa. Y aquí llega la tómbola que aún hoy alegra las mesas festivas.
El lote de casa cambia su nombre a "tombola“, gracias a la forma cilíndrica de la tarjeta de madera numerada y al parecido de la misma con la almohada del pasado. Hoy como entonces, la grata costumbre de estafa giocare 90 números los cuales se mezclan en una bolsa o canasta y luego se sortean, uno a la vez. Quien logre obtener dos, tres, cuatro o incluso todos los números de su tarjeta durante los distintos sorteos, naturalmente gana y elimina a todos. Hasta hace unos años, las alubias o las cáscaras servían para sumar puntos mandarina y naranja. Una caracterización más familiar y local de un juego que siempre ha unido verdaderamente a familiares y conocidos. Alegría contagiosa a la que es difícil, aún hoy, permanecer inmune e insensible.