Il Teatro Vetriano también se le conoce como 'la caja de dulces' debido a su pequeño tamaño que la convierte en una estructura única en todo el planeta. Situado en la aldea de Vetriano, cerca de Pescaglia en la provincia de Lucca, esta rareza arquitectónica mide 71 metros cuadrados en total y solo tiene capacidad para 85. Por esta peculiaridad, en 1997 ganó el Libro Guinness de los Récords como el “teatro histórico público más pequeño del mundo”.
La historia del Teatro de Vetriano
El 16 de febrero de 1889 nació la compañía para construir el Teatro di Vetriano. La sociedad está compuesta por 22 socios, que se gravan a sí mismos (dos liras por cada uno), hasta que finalice la construcción y no se represente la primera ópera. La estructura, construida en un año, comienza a funcionar bajo el nombre de Teatrino di Vetriano, luego dedicada al maestro Alfredo Catalani. En 1982, los herederos de los propietarios donaron el 51 por ciento de la propiedad del Teatro al Municipio de Pescaglia, para facilitar su recuperación.
El punto de inflexión en la historia del Teatrino tuvo lugar realmente en noviembre de 1997, cuando los propietarios donaron el 49 por ciento restante de la propiedad al FAI (Fondo Ambiente Italiano). La organización ecologista promueve así un maravilloso trabajo de reestructuración filológica. En 1998 se firmó un convenio con el Municipio de Pescaglia para la concesión de FAI de la participación del 51 por ciento de la propiedad pública en uso libre por 99 años, renovable.
El teatro es un activo de la FAI
La FAI, por su parte, se ha comprometido a velar por la restauración y conservación del Teatro, reservándose el uso y explotación del bien y asumiendo los gastos de gestión. La inauguración de la bomboniera completamente renovada tuvo lugar el 28 de septiembre de 2002, con un acto oficial al que asistió el entonces presidente del Senado Marcello Pera. Al día siguiente, el actor Alessandro Benvenuti realizó la función inaugural. Desde el mismo año, la dirección del complejo está encomendada íntegramente a la superintendente Loredana Cipriani Ciabatti, quien supervisa personalmente la intensa actividad del teatro, asistida por la custodia Cristina Guastucci.
En 2003 el pequeño teatro ganó el premio de arquitectura teatral a la mejor restauración filológica, junto con el Teatro "La Fenice" de Venecia.
(Foto del Fondo Italiano para el Medio Ambiente)
