Encerrado entre Alto Adige con su Val di Tires y Trentino con su Valle de Fassa, la Monte Rosengarten (cariñosamente llamado “il Catinaccio”) recorre unos 8 kilómetros. Su nombre, en ladino, significa "cuenca de montaña". Mientras que el nombre alemán, "Rosengarten", significa "jardín de rosas" y se refiere a la historia del rey Laurino. Y es al rey de los gnomos a quien la sierra le debe parte de su encanto.
La leyenda de Monte Catinaccio
Se dice que, en una época muy lejana, cuando pequeños gnomos y gigantes gigantes vivían en el mundo, el rey de los gnomos (Rey Laurin) poseía el don de la invisibilidad. Que era invencible y que tenía un jardín de rosas increiblemente bonito. Su Jardín de rosas olía mucho, estaba protegida por una valla dorada y -todo el que intentaba entrar a recoger una flor- era castigado con el corte de una mano y un pie. El rey Laurino, que se enamoró de la hija del rey de Val d'Adige, decidió secuestrarla y llevarla a su castillo. El gesto desató la ira de su hermano, quien pidió ayuda a Tedorico (rey de los godos): juntos, los dos encontraron a Similde justo siguiendo el aroma de las rosas. Y parando donde estos estaban más rojos.
Así, aquellas rosas que tanto amaba y que tiñeron de rojo todo Monte Catinaccio, se convirtieron en una auténtica trampa para el rey Laurino. Entonces decidió lanzar uno maldición: para evitar que otros disfrutaran de la belleza del jardín de rosas, sabiendo que su reinado estaba a punto de terminar, petrificó las rosas de día y de noche. Sin embargo, no tuvo en cuenta otros dos momentos del día: el amanecer y el atardecer. Así, cuando el sol sale y luego se pone, las montañas continúan volviéndose rosadas, rojas y anaranjadas. Dando lugar aenrosadiray dando vida a la memoria del rey Laurin y sus rosas.
Que hacer en la cumbre
Monte Catinaccio es, en verdad, un grupo de montaña. Su pico más alto es el Catinaccio d'Antermoia, que alcanza los 3.004 metros y se accede subiendo por una vía ferrata. Aquí, en este rincón de los Dolomitas, la gente viene a disfrutar de una belleza auténtica y algo salvaje. Para escalar, para caminar en el fresco. La mejor forma de llegar es desde Vigo di Fassa: desde el corazón de la ciudad sale un teleférico que sube hasta los 2.000 metros, donde se encuentra el Belvedere del Ciampedìe.
Una vez que llegue a la cima, puede detenerse en el refugio. O puedes volver a subir porque este extraordinario mirador es el punto de partida ideal para viajes a otros refugios. Y para el trekking que, como telón de fondo, cuentan con el Grupo Sella y Sass Pordoi, Sassolungo, Grupo Latemar y Marmolada. Un lugar lleno de belleza, que la leyenda del Rey Laurin llena de magia.
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